Tenía la fé hasta los tobillos,
tenía la esperanza hasta la cabeza,
y los sentimientos me recorrían el alma entera.
Tenía los ojos con un brillo encandilante.
Tenía los labios resecos de ya no hablar.
Tenía las mayores espectativas
que a alguien le pueden dar.
Y fracasé en el intento,
me autodefraudé antes de empezar.
Ni siquiera di un paso; pero la puerta
me sacó las realidades al sol.
La puerta logró separar un abismo
de fantasía y realidad.
¿Qué hacer?
Dejar de pensar...
No lo pienses, HAZLO! Hazlo!.
No lo pienses o no lo harás.
Actuar, efectuar, reaccionar...
Y corrí, corrí como nunca...
Llegué; derramabas lágrimas de emoción.
No creías que fuera a aparecer,
después de tanto esperarme.
Y me di cuenta que había ganado.
Mi premio me esperaba.
Y volvió la fé, la esperanza...
la alegría, ¿será pasajera?
mejor no pensarlo;
mejor reaccionar, efectuar, actuar.
Dar la posibilidad de responder y
no dar nada por hecho; ni respondido.
Si no tenés la respuesta no te quedes
con la duda. NO LO PIENSES.