domingo, 28 de diciembre de 2008

~Anestesiando el amor~

Cruza las calles sin mirar lo hace solo por instinto, cruza y llega al parque… sentada como todos los días en el banco de pino observando el paisaje, el sol despidiéndose para dar lugar a la luna, sus últimos rayos logran alumbrar su rostro. Las aves que vuelan retorno a sus nidos llevándose las últimas migajas. El cielo anaranjado, libre, despejado; para dar paso a una nueva noche. Sentada como siempre está, y sigue allí para contemplar lo que la rodea, desde el crepúsculo hasta un nuevo amanecer que le indicaría volver. No importa el día, ella vive para la noche, para observar las estrellas, el único motivo por el que no lo haría sería si tronara; le tenía miedo a los truenos y relámpagos. Pero siempre allí, esperando ver a sus amigas, a las que le brindan fantasías, las que nunca la dejarían sola… siempre alguna brillaría para ella, para ella, o para cualquiera que las necesitase… bastaba con esperarlas y mirar hacia arriba.

Su mirada se fijó en aquella chica que estaba sentada en el parque frente a su balcón, nunca había notado su presencia… pero pudo entender su pasión de observar las estrellas ya que él hacía lo mismo en los mismos momentos que ella. Ahora también tenía en que pensar… pensaría en aquella chica de pelo castaño con una vestimenta hospitalaria, la cual lograba hipnotizarlo sin saberlo, sin conocerlo… Hasta que al fin se decidió; esta vez antes de que llegue la hora, bajó a esperarla en aquel banco para sentarse con ella y observar juntos aquel cielo que tanto les regalaba. Allí estaba, caminaba despacio, nada la apuraba… lo miró, no dijo nada y se sentó. Y juntos pasaron esa noche mirando las estrellas. Llegó el momento de despedida, lo miró y le brindó una suave sonrisa. Al segundo crepúsculo, él estaba esperándola… ella llegó y juntos se quedaron nuevamente mirando las estrellas, él la interrumpe: - Discúlpame, ¿cómo te llamas?”

Tan tranquila como siempre, respondió: -“Serena”.

Observándola recuerda su extraña vestimenta: -“¿Porqué te encuentras vestida así?”

-“Escapé del hospital, siempre lo hago pero vuelvo cada amanecer…

es el único gusto que logro darme, ¿y tú?”

- “Y yo...¿qué?”

-“¿Cómo te llamas?”

-“Marcos”

Sonrió de nuevo, y se marchó…el amanecer había llegado otra vez. Así pasaron vislumbrando cada tarde y cada noche, compartiendo alguna que otra carcajada. Y ya no eran solo las estrellas, ahora eran dos compartiendo la misma historia. El llegó antes como siempre, ella se demoraba… no llegaba. Nunca llegó. Al salir el sol decidió buscarla, solo se le ocurrió buscar el hospital más cercano. Su instinto lo guió, su corazón aceleró… Llegó, no se había equivocado, le indicaron la habitación. La única “Serena” con pelo castaño que se encontraba en aquél hospital. Abrió la puerta… ¡era ella! No podía creer lo diferente que se veía, no sonreía, no se notaba la paz que siempre inundaba su cara en la noche... pero definitivamente era ella, era Serena.

- Aplícame la última dosis de morfina y déjame morir.”

- “No quiero ver como te seguís matando sin elegir vivir.”

- Aplícame morfina y déjame morir.”

- “Me niego a tal cosa.”

- Niégate, prefiero vivir dentro de mi muerte. Pero seré feliz.”

- “Me niego a perderte eternamente, solo te ruego que te quedes, olvídate de la morfina y quédate conmigo. No la necesitas para vivir, tenemos el cielo, tenemos las estrellas. Nos tenemos”

Mientras él habla, ella logra alcanzar la morfina.

- “Si lo hubieras dicho antes no me hubiera inyectado, perdóname por haberte hecho sufrir. No sabía que me amabas.”

Y empapado en llanto rompió su corazón el deseo de lo que quedó. La noche llegaba, y decidió ser libre con ella. Unir su corazón, solo encontró un triste tenedor, no lo dudó. ¡Si! un tenedor como símbolo de daga en su pecho, sirvió…con ella murió. Juntos se los ve, en aquella habitación. Esa es la imagen más vivos que nunca. Tarde, pero seguro. La muerte los unió... Serena siempre pensaba mientras miraba las estrellas… Algún día encontraré algo en las estrellas ellas que lo esconden todo , ellas que logran invadir mis sentimientos, algún día encontraré algo en ellas, algo que no será nada más que polvo y fantasías. Mejor, alguien que bajará a mi realidad" Ese alguien llegó era Marcos pero nunca lo pudo reconocer, o quizás si… pero no supo ver que sentía lo mismo que ella.