¡Claro que estúpida que soy!, soy tan estúpida que no distingo los sueños
de la realidad, lo soñé por eso no vino; porque era un gran sueño y nada más.
Al terminar mi pensamiento lo vi venir entre los árboles,
se paró a mitad de camino esperando que lo recibiera con un abrazo
y simplemente le pregunté:
- ¿Estoy soñando? (necesitaba saber eso de verdad)
- Si esto es un sueño convergente y me estás dejando estar en el, sí.
Si no es así, no, porque estoy acá al lado tuyo otra vez.
Sonreí, suspirando tranquila de que era real y soñado al mismo tiempo.
- Pensaste que era un sueño y que no iba a llegar.
Juraría que mi sueño y mi realidad se habían mezclado demasiado.
- No para nada.
¡Mentira! el lector y yo sabemos bien lo que por un momento pensé.
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