viernes, 19 de junio de 2009

El 64 - cuento en curso

Día ~1~

- Gracias. (Con vos agitada)
- $0,80 por favor.
- ¡Gracias!
Eran las 12:55 si no hubiera sido por el colectivo no llegaría nunca al colegio, y por si fuera poco todavía tenía los panchos en la garganta.
Me senté en el medio del colectivo, al lado dela primera puerta de descenso; del lado de la ventana.
No me detuve mucho a mirar lo que había a mi alrededor, solo pensaba en llegar y en mi mente retumbaba una palabra, solo una… “¡¡¡RÁPIDO!!!” Sí, rápido debería apurarse el colectivo o no llegaría ni por pura casualidad… y pensaba en esas dos cuadras que debía correr al bajar del colectivo para llegar hasta el colegio, esas cuadras en las que cuando una está apurada se hacen las cuadras más largas del mundo y la gente parece la peor molestia de la galaxia y una se vuelve más antisocial de lo que podría llegar a ser cualquier día… de todos modos ¿quién se iba a poner a hacer sociales en el medio de Av. Santa Fé?.
El viaje por suerte se pasó rápido, más de lo que tenía acordado, y ya me tocaba bajar; toqué timbre y me dirigí al colegio.

Día ~2~

- $0, 80 por favor.
Me senté otra vez en el medio, en el mismo lugar de ayer. Una señora se acomodó a mi lado y en frente había un chico que llamaba mi atención, tenía un perfume que podía sentirse desde mi lugar… juraría que era “L'eau d' issey pour homme - Issey Miyake", reconocería esa fragancia de a kilómetros, ese perfume lo usaba mi padre y en ciertas ocasiones mi hermano le imitaba.
A su lado estaba sentado un hombre de traje, parecía ser uno de esos tipos que nunca se sabe bien que hacen porque parecen elegantes y viajan en colectivo.
¡Qué rápido! (pensé), ya tenía que bajar. Lo hice con tranquilidad, ayer, a fin de cuentas había llegado bien con el horario.

Día ~3~

- $0,80 Sr.!
Me senté en el mismo lugar que los días pasados y noté a la misma señora de mi lado, al mismo chico en frente y al señor de traje a su lado. Incluso llegué a dudar si no era un dejavú.
En fin… no dí mucha atención a eso. Aunque había algo que me incentivaba a mirar a aquél chico, realmente era muy atractivo o quizás era el perfume.
De todos modos no quería pasar como estúpida, mirándolo sin disimulo, así que corrí la mirada hacia la ventana.
Y noté que ya había llegado, cada vez parecía llegar más pronto o quizás mi imaginación cada vez me llevaba más lejos.

Día ~4~

- ¿$0,80?
- Sí (respondí)
Me pareció raro que el chofer lo preguntara, ¿será que ya me reconocía?... últimamente se me estaba haciendo costumbre el retraso horario, pero no importaba siempre que llegara a tomar el colectivo.
De todos modos había algo que llamaba mi atención… en general, eran las mismas personas las que me acompañaban en el viaje.
Incluso noté que algunos estaban negados a sentarse o pararse en otro lugar que no fuera en el que solían hacerlo.
Como siempre… a mi lado se encontraba aquella señora, la cual podría describir con los ojos cerrados… siempre lleva algún sombrero, una pollera larga, botas, y una camisa… por supuesto todo iba en combinación, siempre. Diría incluso que es de esas señoras que se visten de un color según su estado de ánimo, y evidentemente eso le sentaba muy bien.
En frente se encontraban mi chico y el señor de traje, mi chico también podría describirlo con los ojos cerrados, es de esos chicos que usan jeans, remeras de cuello redondo y un par de zapatillas del que parecía no despegarse ni por casualidad… pero ciertamente es de esos chicos a los que todo les queda bien.
El señor de su lado no tenía mucho por describir, solo usaba traje y con real firmeza puedo decir que era siempre el mismo.
…Y otra vez me tocaba bajar.

Día ~5~

- $0,80, como siempre
Raramente el chofer me sonrió, sin entender mucho.
Me senté en el lugar de siempre, todo parecía ser igual… pero ésta vez había un anciano de mi lado y en frente no estaban ni el chico que me atraía mirar, ni el señor de traje… ¿qué había ocurrido?
De pronto lo recordé… ¡claro! Eran las 12:40, era otro colectivo, y por ende no eran las mismas personas las que viajaban conmigo.
Toqué el timbre y me bajé, pues ya había llegado.

Día ~6~

Ésta vez estaba segura, eran las 12:55… solo sonreí, el chofer ya sabía que mi boleto era de $0,80…
Me senté donde siempre, con la señora de mi lado… me pregunte si habrían notado ellos mi ausencia de ayer.
Miré al frente pero me frustré demasiado, allí solo se encontraba el señor de traje; de verdad que me entristecí mucho…
Dirigí mi mirada hacia la ventana, como solía hacerlo cada vez que me encontraba en viaje hacia un lugar y tenía la posibilidad de hacerlo, me parecía más interesante viajar mirando el exterior que el interior del vehículo que me transporta.
Cuando en una de las paradas… ¡ahí estaba! Subió en otra parada y muy agitado por cierto, no se necesitaba mucho para saber que creía llegar tarde a algún lugar.
El chofer le sonrió, y se sentó en su lugar; que por suerte nadie había ocupado… era como si aquél asiento lo hubiera estado esperando.
Me pregunté si sabría que lo miro tanto, me costaba disimular a veces, me estaba empezando a gustar demasiado; era una idea loca, pero era real.
Quería permanecer más tiempo en viaje, pero tenía que bajar.

Día ~7~

Tac, tac, tac… ese sonido intacto en mi mente, de las monedas que tardan muchísimo tiempo en caer para poder tomar mi maldito boleto.
Hoy no me hallaba de buen humor, estaba histérica… desde que me levanté que todo había empezado muy mal.
Me senté dando sancos en el mismo lugar de siempre, obviamente me retrasé con el horario y era el colectivo de las 12:55…
Allí estaban: la señora con la que compartía lugar, mi chico en frente, el señor de traje, la parejita que viajaba parada al costado, el grandote que se sentaba atrás mío, el chico de ojos achinados a su lado, y los que no solía prestarles mucha atención.
Los que más tomaban mi tiempo de observación eran la señora de mi lado, el señor de traje, y el chico de en frente que tanto me gustaba… mirarlo me calmó un poco, ¿sería su irresistible fragancia? Le quedaba tan bien…
Pero ésta vez me sorprendió que nuestras miradas chocaron muy fuerte, había como una especie de conexión entre ellas… y eso me hizo sonreír estúpida pero levemente, me sentí muy idiota cuando noté mi expresión atontada.
Pero era irremediable me había enamorado de aquél chico, ¿enamorado?, si creo que así era… ¿de qué otra forma iba a gustarme tanto?
Opté por ponerle un nombre a cada uno… a la señora le puse Juana, su imperial presencia me daba la sensación de llamarse así. Al señor de traje opté por nombrarlo Ricardo, no sé porque simplemente tenía cara de llamarse así… y mi chico, decidí llamarlo Ezequiel, estúpidamente si uno descompone el nombre en ESE, AQUÍ, ÉL, jajaja loca idea, pero así se me ocurrió.
Al grandote que se sentaba atrás decidí llamarlo Mariano, al chico de ojos achinados Simón, y a los componentes de la pareja los adopté como Mario y Florencia.
Los demás estaban muy lejos como para ocupar el mapa de exploración de mi mirada.
Había pasado tanto tiempo pensando los nombres que me había olvidado de bajar y me pasé de parada, ésta vez estaba segura… ¡llegaría tarde!
Apresuradamente me dirigí hacía la puerta y toqué timbre repetidas veces, aunque no hubiera sido necesario, el chofer vio mi rostro y podía verse mi expresión de preocupación. Bajé con ligereza.

(En curso, la idea del cuento es del año pasado por eso el valor del boleto!)