lunes, 22 de junio de 2009

~Alicia~


Te extraño tanto, pero se que estás en mi y quizás por eso puedo sonreír. Estaba a oscuras recordándote, porque a veces me hacés falta y si me vieras no lo creerías... tu método funcionó, me enseñaste a vencer los miedos y quizás la oscuridad ya no me tortura tanto como antes, me enseñaste a amar un poco lo que siempre odié y lo que a veces vuelvo a odiar "estar a solas en la oscuridad". Me enseñaste a abrir los ojos a oscuras y no sentir miedo, más que, sentir miedo al miedo ajeno a lo que otros hacen por miedo y creo que recién hoy entiendo lo que decías por que uno hace muchas cosas por miedo, buenas y malas y algunas lastiman mucho. Me enseñaste también a ser fuerte, porque cuando perdés lo que más amás, cuando más lo necesitás, no hay nada de lo que puedas llegar a perder que cobre el mismo valor, o temor mejor dicho, temor de perder. Me quebranto muchas veces, y en gritos y llantos me ahogo otras tantas, pero te recuerdo, también lloro, pero en el fondo sonrío. Y al crecer como crecí, ve lo que nunca vi, cuanto tengo de vos. Desde posturas, hasta locuras. Lamento haberlo visto recién ahora, porque nunca vi tanta semejanza entre ambas así como la veo hoy. A veces quisiera volver a verte, porque siempre tuviste las respuestas de todo o al menos eso creía yo, y eras mi ayuda, mi túnel de escape, mi amiga, mi abrazo recorfontante y mi mayor delirante, la que hoy entendería mis viajes mentales porque de ella los heredé. Gracias por cuidarme. Desde lejos, te pienso.

(escrito 16-06 a las 03:41)