viernes, 22 de julio de 2011

Resarcir ME.



- Cobarde.
- No me digas así.
- Es lo que sos ¿no? ¿o seguís pensando en esa fortaleza que tenés?
- No sé.. yo no sé.
- "No sé" Sabía que ibas a darme esa respuesta.
- ¿Qué respuesta sería si no?
- La que deberías darme, la que realmente demostraría que no sos una cobarde.
- ¿Cuál es? realmente no la encuentro, o quizás...
- O quizás si ¿verdad? pero no la querés ver.
- Decímelo vos que me estás hablando desde un reflejo.
- Claro, porque cuando no me dejas estar tengo que convertirme en un reflejo para que no te olvides de mi... tu parte valiente.
- Pero ya no sé de que esperanzas agarrarme.
- Sí que sabés.
- Si, su ardor se mantiene en mi pecho.
- Claro y eso es lo que siempre te hizo sentir viva ¿no?
- Siempre.
- Entonces... ¿qué más querés?
- Presencia, me cansé de estar ausente y sentir ausencias.
- Te entiendo, pero si me ignorás no vas a sentirlas.
- Tenés razón, perdón, voy a intentarlo una vez más...
- Prometelo, ¿aunque las cosas se te mezclen lo vas a intentar?
- Si, perdón otra vez... perdón chiquita mía.
- ¿Chiquita? aunque no lo creas soy una gran parte tuya.
- Es cierto, solía ser fuerte pero a veces me vuelvo ésto una gran cobarde.
- ¡Claro mujer! porque es lo que necesitás para darte cuenta de tu verdadera fortaleza.


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