Julieta.
Julieta ya no espera en el balcón aquella aventura a la que una vez cedió. Julieta ya no quiere versos, ni flores que le mientan más. Julieta se niega a lo formal, no quiere elegancia, ni distinciones. Quizá una aventura nueva, quizá, una de esas que no saben si terminan o si siempre vuelven a empezar, ese disfrutar pasajero y un bloqueado hasta luego. Pero ya no quiere ojos que la hipnotizen de nuevo, o quizá en el fondo de su interior es lo que más desea. Julieta no sabe si dormir o quedarse despierta, no quiere perder el tiempo, solo su vestido en el viento.
(20:21)