domingo, 22 de mayo de 2011

Encuentro musical.


Un par de nobles sonrisas
un enrededo de miradas en el bar.
Miles de palabras que se siguen
al hilo inconsciente

de tantas noches como esa.
Brindamos por nada,
no había más que nosotros

por lo cual los vidrios chocar.
Sonreímos una vez más,

logramos soltar carcajadas

que nos hicieron volar.

Y nos marchamos,

fuimos a caminar por esas calles

que pintan una vieja soledad.

Las luces de la vereda asoman

en sus ojos brillosos donde

todo se puede encontrar.

Sus labios eran acordes
muy díficiles de rozar,
sus abrazos ese fuego
que a muchos les gusta sentir.
Pero sus ojos, sus cansados ojos
esos que parecen no mentir.