Y era cierto soplaba el viento en altamar cuando éstos dos todavía estaban al acecho del amanecer, que les vaciaba la mente y la dejaba fundida en esos colores mezclados con espátula:
- Capitán! capitán!
(se gira hacia él)
- Hemos logrado adrizar, el anemómetro indica que las cosas pueden seguir un buen curso yo propongo ceñir y seguir en camino.
- En éstas circunstancias mi querido Manuel, no queda más que darte la razón. Mi mente está plasmada en ese sol que se lleva mis deseos y los anexa con el viento para que vuelen y se armen de realidad.
- Pero capitán! yo le estoy hablando de uno de nuestros deseos de ahora de llegar a tierra firme, al parecer estamos a tres leguas de pisar tierra firme... ¿no era eso acaso un deseo de ahora?
- Sí Manuel! qué felicidad pisar tierra firme.. pero de todos modos ¿quién nos espera allí? ¿quién se arropa pensando en éstos dos?
(Naufragio 2 - Y en mi silencio les respondo... YO.)