lunes, 23 de agosto de 2010

Un domingo en Sarandí


Sin darse cuenta con el correr de los días pasaron de las lágrimas a la plena paz; con la cual contagiaron todo, claro que siempre quedan detalles que no se deben trastocar otra vez... Solo preocupaba una cosa, sonreír! Ésto constaba de mate, papas fritas, una tarde extraña y más comida en éstomados abundados de mezclas pisodelicas de sensaciones y de una loca y nueva costumbre, estar juntas y combatir las ideas para resistir. Y entre tanto y tanto olvidamos que el domingo termina pero decidimos mantener la extraña calma y dejar con brillo cada esencia de todo lo que pisamos.